La cremación es una de las opciones más utilizadas en la actualidad, gracias a que es mucho más accesible en cuanto a precio, es menos complicada y, sobre todo, ofrece a las familias flexibilidad.
La cremación es un proceso en donde se tiene que reducir un cuerpo a sus elementos básicos y fragmentos de hueso mediante la incineración a una alta temperatura.
Este es el proceso que se realiza:
Se crea un informe catalogando los objetos personales y condiciones físicas en las que llega el cuerpo.
Se especifica qué químicos serán utilizados durante el embalsamiento.
Se retiran ropa, vendajes y algún elemento médico que exista.
Se coloca el cuerpo en un ataúd o en un contenedor.
Se precalienta la autoclave y se introduce el cuerpo mediante una puerta mecanizada.
El cuerpo se expone a una columna de llamas para incinerarlo.
El proceso dura entre tres y cuatro horas.
Una vez completado este paso, los huesos incinerados saldrán y serán procesados.
Cuando termina el proceso los huesos aún siguen siendo muy grandes, por lo que en este caso se realiza la pulverización en trozos más pequeños y se colocan en una bandeja que se deja enfriar para después colocarlos en el cremulador y que se conviertan en polvo, una vez realizado esto, se colocan en una urna y se devuelven a la familia.